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El Megaman 2 fue una de mis primeras experiencias con una NES. Tenerlo, por fin, completo, siempre fue uno de mis objetivos como coleccionista. Y aquí está.
Antes de tener ninguna consola en propiedad, había un pequeño videoclub (Fotocine Marín) en mi ciudad donde podías alquilar una NES un fin de semana por 300 pesetas. Las primera vez que pude alquilar la consola fue en compañía de este juego. Lo alquilé -como era habitual en la época- a ciegas, sin saber nada de él. Cuando sintonicé las consola con su cable de antena en mi vieja Telefunken y pude probarlo me fascinó, a mi y a mi vecino que también lo descubrió por aquel entonces. En aquellos tiempos sin información en revistas y sin Internet descubrir estas cosas era asombroso y mágico. Y la música, qué decir de la música. Esas melodías son chiptune de 8 bits elevado a la máxima potencia .
Tras mucho vicio e intercambiando trucos e información sobre las armas que podrían afectar a los jefes finales nos lo llegamos a pasar. Sufrimos mucho hasta descubrir que el arma de Bubbleman era la que afectaba a Willy. Ni qué decir tiene que tuvimos que alquilarlo muchas veces para llegar a este punto. Es uno de aquellos juegos a los que siempre vuelvo cuando quiero echar una partida rápida. Me caló muy hondo. El primer juego que probé de esta consola no pudo haber sido mejor.
Años después descubrí que la versión japonesa no luce esas artes tan grotescas de la portada europea, pero eso ya es otra historia 
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