Las portadas de aquellos juegos de NES: Factor clave para elegir juego

La etapa preinternet hoy en día resulta dura e incomprensible para aquellos que no la vivieron. Era una época de formato físico, de información boca a boca, de largas esperas y de escasas noticias sobre videojuegos que nos caían a cuentagotas. Nos conformábamos con las revistas de tirada mensual y lo que había en sus páginas se sumaba a la información que nos daba nuestro amiguete de turno en el patio del colegio. Y eso era todo lo que sabíamos sobre juegos, novedades y trucos. Ni referencias, ni precedentes, ni reviews. Nada. No había más.
Entonces, cuando había opción de adquirir uno ¿Qué hacíamos para elegir un juego? 
La elección era dura, personalmente sólo podía comprar dos títulos al año: Navidades y cumpleaños. El resto del año tiraba de alquiler, así que tener juegos en propiedad era todo un acontecimiento reservado a fechas muy marcadas.
Y aquí cabe preguntarse nuevamente ¿Cómo podíamos saber si un título merecía la pena? Íbamos a invertir aquí parte o la totalidad de nuestra hucha o "gastar" nuestro esperado regalo de cumpleaños o Reyes Magos.  Obviamente no había reviews online, ni videos en youtube, ni foros, ni grupos de Telegram. No había nada. En ocasiones sólo había un criterio que seguir: tu intuición. El problema es que la intuición de un niño de 10 años sigue unos discernimientos que pueden derivar en precipitación. Y ¿qué es lo primero que veías de un juego? Efectivamente, la portada. La carátula y la contraportada te mostraban unas artes y unos pantallazos. Esto último sí que podía darte una pista de -por lo menos- el apartado gráfico. Pero ¿La carátula? ¿Qué información podía proporcionarte la carátula?
El yo de 10 años pensaba que si la portada molaba mucho, también lo haría el juego. Y así llegó el día de mi cumpleaños cuando mis padres me llevaron al Pryca para elegir mi regalo. Como algunos de los juegos que veía los podía alquilar decidí que compraría uno que no estuviera en el videoclub. Mis ojos se centraron en una portada que, a día de hoy me sigue pareciendo maravillosa:
Wrath of the Black Manta de TAITO
Años después, volví a hacerme con él. Lástima que la etiqueta sea de El Corte Inglés y no de Pryca como la unidad que poseí originalmente.

En plena efervescencia de Dragon Ball (Bola de Drac por estos lares) una portada de estilo anime-manga, ese pedazo de dragón y ese ninja tan resultón... eran detalles que no pasaban desapercibidos a los ojos de un chaval de los 90. Además, parecía ser un juego del estilo Shinobi. Y se vino a casa. No sabía nada de ese juego a excepción de lo que acababa de ver. Pero se vino a casa ¡Vaya que si se vino a casa! Ninjas, shurikens, dragones, estética anime, reminiscencias a Shinobi ¿Qué podía salir mal? 

Tras un malsufrido trayecto de vuelta en coche, pues mi padre no paraba de repetir incrédulo: "¿En serio eso vale 7.000 pesetas?" llegó el momento de probarlo y ponerlo en mi querida NES. Pronto me di cuenta de que el refrán de "No juzgues a un libro por su portada" era perfectamente extrapolable a los videojuegos : La flamante estética del ninja de la portada no aparecía por ninguna parte, la animación de los personajes era ortopédicamente tosca y la música (que resuena en mi cabeza mientras escribo estas líneas) era atronadora y repetitiva. El juego era normalillo y tirando a mediocre. Era el típico juego que lo alquilarías, lo jugarías  pero jamás se te pasaría por la cabeza volverlo a alquilar. Cuanto más lo jugaba más decepcionado iba quedando con mi elección. Aun así, es justo decir que lo exprimí todo lo que pude, entró en aquellas típicas cadenas de intercambio de la época y hoy por hoy, es un juego al que le guardo cariño. Y jamás volví a relacionar la calidad del juego con las artes de la portada ni a supeditar una cosa con otra. Lección aprendida. Gracias, Black Manta.


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