Streets of Rage 2: La sublimación del Beat 'em Up

Aunque durante la época no lo reconocía, había juegos de Megadrive que me fascinaban. El Barça-Madrid de las consolas -SNES vs Megadrive- marcó una de las épocas más recordadas y míticas de los videojuegos. Yo, como ya sabéis, me posicionaba del lado del Cerebro de la Bestia pues era poseedor de una Super Nintendo. Uno de mis primos tenía la 16 bits de SEGA y nuestras discusiones eran constantes, acaloradas en ocasiones y, por encima de todo, jamás valorábamos las bondades del sistema "rival", por lo menos de puertas hacia afuera.

Ostias como panes: El juego cumple con lo que la portada promete.

Uno de esos juegos que me hacían salivar fue este: el Streets of Rage 2. Para mi y para muchos el mejor Beat'em up de la historia. Este "yo contra el barrio" llamó mi atención la primera vez que lo vi. Y no fue en una Megadrive, fue en un salón arcade corriendo en una cabina con una placa SEGA Mega Tech (una placa con el hardware de la Megadrive adaptado en su interior) Me dejé muchas monedas, muchísimas, y no paraba de pensar que si este juego estuviera para mi consola sería compra obligada. La maravillosa música de Yuzo Koshiro, sobre todo este inolvidable tema es una de las composiciones videojueguiles que más me han marcado. Es una música que podía sonar perfectamente en una discoteca o bar de copas. Y así tal cual, sin arreglos ni versiones arrenged. Es una auténtica maravilla atemporal que acompaña a este soberbio juego. Además, no sólamente es de una calidad impecable, es que además está perfectamente implementada: crea una atmósfera brutal. Cuando llegamos a un jefe final de fase, la música se para y reina un inquietante silencio durante los segundos que preceden a la aparición de nuestro rival. Es entonces cuando empieza a sonar el tema del boss fight, el mítico Never Return Alive.  Sencillamente sublime.

Las siempre hilarantes traducciones al español en los manuales de los 90. Poca broma a las posibilidades que nos ofrecía el cuchillo.  El mítico Galsia / Garcia bien lo sabía. 

La fascinación que me provoca este brawler ha perdurado hasta hoy. Su jugabilidad, la contundencia de sus golpes con sus maravillosos sonidos FX, la curva de dificultad... ¡Inlcuso el carisma de los enemigos! El juego roza la perfección y es rejugable hasta decir basta. Es divertido, es dinámico,  es ideal para partidas rápidas y es un título al que siempre vuelvo. Es una de esas obras maestras que me llevaría a una isla desierta si se diera el caso de recibir dicha trillada pregunta.

¿El mejor beat 'em up de los 16 bits? Para mi no hay color: un rotundo SÍ. Ni Final Fight ni leches. Nada le hace sombra a esta joya. Palabra de Nintendero. Grand Upper!